Los políticos fueron ingresando en el siguiente orden: Néstor Kirchner (Freddy Villarreal), Mauricio Macri (Martín Bossi), Julio Cobos (José María Listorti), Alfredo De Ángeli (Martín Campilongo), Francisco De Narváez (Roberto Peña) y Lilita Carrió (Mauricio Jortack).
Néstor entró con la banda presidencial, un ojo exageradamente desviado y el típico saco abierto. Saludó con abrazos a camarógrafos, técnicos, bailarinas y al conductor. Irónico, bromeó con la exclusividad con Telefé por la entrevista que dio la semana pasada, en varias oportunidades se dirigió a los "argentinos" y repitió su famosa muletilla "¿Qué te pasa Clarín? ¿Estás nervioso?". Finalmente, tiró una buena para Canal 13. Aclaró que la cinta que cruzaba su pecho era la bandera de Racing y que el sol era el logo del canal.
Mauricio entró confiado tras la gran presentación que le hizo Tinelli ("Para algunos, ha sido jefe de gobierno, para otros líder de Pro y para otros presidente de Boca. Con ustedes, la figura más importante de la oposición"). Rodeado de flashes, entró posando para los fotógrafos, y con glamour, abrazó a cada una de las bailarinas. Ya dentro de la casa y preocupado por su aspecto, lo primero que hizo fue mirarse al espejo y practicar pasos de baile, como si estuviera por imitar a su ídolo Freddy Mercuri. Se topó con Néstor, lo saludó con un frío apretón de manos y decidió no perder el tiempo. La cámara lo mostró acostado en el piso haciendo abdominales. Ante la sorpresa del santacruceño, se excusó: "Es que no voy a ir al gimnasio por cuatro meses".Un momento destacado fue el encuentro dentro de la casa de Néstor con Mauricio. El pingüino hizo la mímica de bajar la escalera desde atrás de la mesada de la cocina y se rió solo. "¿Qué tenés ahí?", le preguntó a Mauricio señalándole la corbata. El jefe de gobierno porteño se miró sorprendido y Néstor bromeó: "Chinche poroto".
Julio entró al estudio cabizbajo, con andar dubitativo y una mezcla de seriedad y timidez. Las referencias a su voto no positivo y la reiteración de los gestos de aquella noche histórica dominaron el diálogo con Tinelli. "¿Está contento?", quiso saber el conductor. Se tomó unos segundos para pensar, respiró fuerte sobre el micrófono, se agarró el ceño como si estuviese por llorar y contestó: "Estoy no triste". Luego, se presentó: "Mis amigos de la política me dicen Cleto, o sea, casi nadie me dice Cleto", confesó. La tensa relación del vicepresidente con Cristina Kirchner apareció enseguida. "¿Lo trata mal la Presidenta?", le preguntó. "La Presidenta no me trata mal, la Presidenta no me trata con desprecio -volvió a suspirar unos segundos y remató-, la Presidenta no me trata". Cuando ingresó en la casa, Néstor y Mauricio habían desaparecido sin dejar rastros. Desesperado, Cobos le habló al "Gran Cuñado" y se lamentó: "Otra vez me han dejado solo". Cuando las cámaras volvieron a enfocarlo, estaba parado en un rincón. Nadie explicó por qué lo habían puesto en penitencia.
Una vez pasados los esperados chistes por su tatuaje en el cuello, sus esfuerzos por mostrarse como "un tipo común" y después de un parlamento bastante parecido a su spot televisivo, Francisco sorprendió con un plan para combatir la inseguridad y hasta se animó a presentar un proyecto para erradicar la gripe porcina. "Estaremos allí contra la gripe porcina. Cada vecino va a marcar el lugar donde vea que un vecino estornuda y a partir de ese momento ya nadie pasará por esa esquina", propuso. Además de su tatuaje en el cuello, mostró tatuada en su pierna derecha la tabla del 9, argumentando que nunca la pudo aprender.
Alfredo, menos enérgico que de costumbre, apareció sin un diente, como en los viejos tiempos. Ante la pregunta de si iba a seguir cortando rutas, dijo que no porque mordió la banquina (y se señaló el diente que le faltaba). Antes de entrar en la casa, gritó uno de sus clásicos: "Minga me van a hacer poner de rodillas". Inmediatamente, vio a Julio en el rincón y corrió a abrazarlo. "Te agradezco la decisión de esa noche. Me hiciste envejecer 20 años", le dijo.
Sin el crucifijo, pero más religiosa que nunca, Lilita entró rezando y relató una conversación con Dios. "Anoche hablé por teléfono con él y me dijo que en la provincia de Buenos Aires venimos muy bien, que ya está todo arreglado con todos los punteros de San Isidro y de San Fernando".Al mejor estilo Mariano Peluffo, Diego Korol fue el encargado de acompañar a los participantes a cruzar las puertas del reality show. No te pierdas el ingreso de todos los participantes!
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